Historia de la Marca Ardor
La historia de la marca Ardor se remonta a 1911, cuando Fratelli Rovera fue fundada a orillas de un pintoresco lago. En ese momento, esta pequeña región se hizo conocida por la producción de las pipas de brezo más prestigiosas del mundo. La dedicación y calidad que caracterizaban las pipas de Fratelli Rovera sentaron las bases de una tradición que seguiría prosperando.
En 1949, la empresa cambió su nombre a Figli di Federico Rovera y mantuvo esta denominación hasta 1961, cuando pasó a llamarse Rovera Angelo. Angelo Rovera, con su pasión y habilidad, consolidó la reputación de la empresa. Su hijo Dorelio, nacido en 1947, comenzó a trabajar junto a su padre a los trece años, aprendiendo el arte de la fabricación de pipas de brezo con tanto talento genético como con la maestría de Angelo. Su compromiso y experiencia elevaron a la empresa a un nivel de excelencia que pocos en la industria podían igualar.
Con el tiempo, la producción en la región de Gaviratese se centró principalmente en la cantidad y el precio accesible, en lugar de la calidad. Sin embargo, Angelo y Dorelio lograron alcanzar el reconocimiento internacional al crear pipas finamente elaboradas con rostros famosos y personalizados para clientes distinguidos. Para Angelo, esto representaba una redención artística de su vida en el taller, mientras que para Dorelio, quien observaba la creciente demanda y el pago por sus pipas, estaba claro que era necesario un cambio para asegurar el futuro de la empresa.
En 1976, la familia Rovera lanzó la marca Ardor. Dorelio, que continuó trabajando con su padre hasta su fallecimiento, enfrentó el desafío de establecer una nueva marca en los mercados internacionales. “Me tomó quince años dar a conocer nuestra marca”, recuerda Dorelio. La decisión de centrarse exclusivamente en la exportación, evitando el mercado de distribuidores italianos, resultó ser exitosa. Hoy en día, el 95 % de las pipas Ardor se venden en todo el mundo, con solo el 5 % vendido directamente en su sede de Groppello.
La prestigiosa revista americana Pipes and Tobaccos reconoció la excelencia de la marca en 2001 al nombrar una pipa Ardor como "Pipa del Año" (anteriormente, en 2000, una pipa Castello recibió este honor). Hoy en día, Dorelio está asistido por su hijo mayor Damiano, quien ha comenzado a trabajar con él y los dos operarios en la producción. La participación de Damiano marca la cuarta generación de la familia Rovera.
La marca Ardor sigue siendo sinónimo de calidad e innovación, con pipas que siguen siendo un símbolo de prestigio y artesanía. Aunque las series más famosas, como las dedicadas a los planetas, las Ninfee y las Detective, son raramente vistas, cada pieza sigue siendo un ejemplo de excelencia en la artesanía del brezo. La dedicación de Dorelio a la calidad es tal que ni siquiera permite la entrada de clientes estadounidenses al taller. Las pipas se fabrican con meticulosidad, utilizando acrílico para los boquillas y placas de alta calidad para los modelos más exclusivos. El envejecimiento del brezo se realiza en un desván con vista al lago, preservando la tradición y la artesanía que han hecho famosa a la marca Ardor.
